jueves, 18 de noviembre de 2010

La Civilización Americana, sin ninguna duda es más antigua de lo que nos han contado

Ustedes apreciados lectores ya saben que el objetivo de este Blog es descubrir hasta donde sea posible el Origen del Hombre sobre el Planeta Tierra, nuestra casa. Todo lo aquí publicado guarda ese propósito, a veces publico sólo mis comentarios y en otras ocasiones sólo la publicación de un artículo sin comentarios. Pero repito, todo tiene un porque; por ejemplo, el artículo publicado anterior a este, procede de fuentes de la NASA respecto a la Estacíon Espacial Internacional. Esta estación es un centro de investigación que se está construyendo en la órbita terrestre. En el proyecto participan cinco agencias del espacio: la NASA (Estados Unidos), la Agencia Espacial Federal Rusa (Rusia), la Agencia Japonesa de Exploración Espacial (Japón), la Agencia Espacial Canadiense (Canadá) y la Agencia Espacial Europea (ESA). La estación espacial está situada en órbita alrededor de la Tierra, a una altitud de aproximadamente 360 kilómetros. Realiza una órbita alrededor de la Tierra en un período de cerca de 92 minutos En sus primeros tiempos, la estación tenía una capacidad para una tripulación de tres astronautas, pero desde la llegada de la Expedición 20, estuvo lista para soportar una tripulación de seis astronautas. La EEI ha sido visitada por astronautas de dieciséis países y ha sido también el destino de los primeros seis turistas espaciales. La EEI todavía está, en construcción, con una fecha proyectada de terminación a finales de este año 2010 (según la NASA).
La Estación Espacial Internacional vista desde el Transbordador Espacial Endeavour que fue fotografiada durante la STS-130 en febrero de 2010.
¿Porque comento ahora un artículo anterior y que relación tiene este comentario con el escrito sobre la civilización americana?. Tengo que comenzar diciendo que esta no es la primera Estación Espacial Orbitando la Tierra. Hace aproximadamente unos 450.000 años, ya unos de nuestros primeros colonizadores o conquistadores -según el cristal con el cual se mire- utilizaban una estación similar orbitando la Tierra y los detalles al respecto quedó registrada en la historia contada por la civilización Sumeria y fue grabada en las tablillas de arcilla de las cuales les hablé en otras publicaciones. Un excelente resumen de esos escritos sumerios, también les sugerí los pueden encontrar en los libros de Zecharia Sitchin.

Hace 170 años cuando comenzaron a aflorar todas estas historia sumerias, que contaban sobre dioses venidos a la tierra en naves espaciales desde otro planeta lejano, la historia era un mito, pero hoy la ciencia moderna, que floreció prácticamente ayer, demuestra que no era un mito la historia. Existieron seres inteligentes en un pasado remoto que ya poseian esa ciencia avanzada. ¿Y qué tiene que ver con este artículo?. Estos mismos seres estuvieron en América hace miles de año y dejaron huellas visibles sobre nuestras civilizaciones.

Con esto en mente apreciados lectores les permitirá complementar lo expuesto a continuación y apreciar mejor aún la excelente disertación de Yuri Leveratto, autor del escrito que Ud. leerá en las siguientes líneas.

Como acostumbro, les voy a presentar la biografía del autor para que Uds. decidan si vale la pena utilizar su valioso tiempo para continuar leyendo. La biografía de este autor se las presento tal cual el mismo la escribe.

Objetivos


El propósito de mis viajes es tener contacto con etnias autóctonas, estudiar su cultura y su estilo de vida. Soy un apasionado de la Historia e intento encontrar en el pasado algunas ideas que me ayuden a comprender el presente y las relaciones entre los seres humanos.

Nací en Génova, Italia, en 1968.


Me gradué en Economía en 1995.


En aquellos años empecé a interesarme por la lectura y la escritura y escribí mi primera novela, “El invierno del alma”.


Trabajé por algunos años en una agencia marítima de Génova y después empecé a trabajar como guía turístico en Nueva York. Desde el 1999 trabajé en los barcos de crucero de la empresa “Princess”, en el sector administrativo. Mi siguiente libro, fue “El exilio de los dañados”. Trabajé en los barcos de crucero hasta el final del 2002 y después empecé a trabajar como seleccionador en otra empresa de cruceros, pero en la oficina de Génova.


En aquel periodo escribí una historia de ciencia ficción, “La guerra a las multinacionales”. En 2004 trabajé como guía turistíco en Italia. Desde el 2005 vivo en Colombia, fascinate país de Sur América.


El libro siguiente fue “Somos todos…marineros!?”, una historia auto irónica de mi periodo trabajando en los barcos de crucero. En 2008 he publicado en Italia “En busca de El Dorado” con la casa editora Infinito Edizioni.


El ultimo libro que he escrito es "1542 Los primeros navegantes del Río Amazonas", una obra histórica y de actualidad: en el relato de mi viaje analizo los problemas de la selva amazónica y de los pueblos que viven en esta área del planeta, muchas veces olvidada pero muy importante para nuestro futuro.

Padre Carlo Crespi, el verdadero descubridor del tesoro de la Cueva de los Tayos.

Autor: YURI LEVERATTO

En la región amazónica ecuatoriana llamada Morona Santiago existe una caverna muy profunda, llamada Cueva de los Tayos.

La caverna, que se encuentra a una altura de 800 metros sobre el nivel del mar, se llama Tayos, del nombre de característicos pájaros semiciegos que viven en sus profundidades. Los indígenas Shuar o Jíbaros (que tenían la costumbre de reducir el cráneo de los enemigos muertos en batalla), que viven en las cercanías de la gruta, solían alimentarse de esas aves.

La noticia más antigua de la caverna se remonta a 1860, cuando el general Víctor Proano envió una breve descripción de la gruta al Presidente del Ecuador de entonces, García Moreno.

No obstante, sólo en 1969 un investigador húngaro de nacionalidad argentina, de nombre Juan Moricz, exploró a fondo la caverna, encontrando muchas láminas de oro que contenían incisiones arcaicas parecidas a jeroglíficos, estatuas antiguas de estilo medioriental y otros numerosos objetos de oro, plata y bronze: cetros, yelmos, discos y placas.

El investigador húngaro llevó a cabo también una extraña tentativa de oficializar su descubrimiento, registrando sus hallazgos en la oficina de un notario de Guayaquil, el día 21 de julio de 1969, pero su solicitud fue rechazada.

En 1972, el escritor sueco Erik von Daniken difundió en todo el mundo el hallazgo del investigador húngaro.

Cuando la noticia del extraño descubrimiento de Moricz se divulgó por el planeta, muchos estudiosos y esotéricos decidieron explorar la caverna en expediciones privadas.

Una de las primeras y más arriesgadas expediciones fue la conducida en 1976 por el investigador escocés Stanley Hall, en la cual participó el astronauta estadounidense Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la luna en 1969.

Se narra que el astronauta refirió que los tres días que permaneció en el interior de la gruta fueron incluso más significativos que su legendario viaje a la luna.

En la empresa participó el espeleólogo argentino Julio Goyen Aguado, amigo íntimo de Juan Moricz, de quien había recibido referencias sobre la exacta localización de las placas y láminas de oro talladas.

Parece que Goyen Aguado, bajo indicación de Moricz, quien no participó en la expedición, despistó a Stanley Hall, impidiéndoles a los anglosajones apropiarse de los antiguos hallazgos de oro.

Otras versiones de la historia sugieren, en cambio, que los anglosajones saquearon parte del tesoro, llevándoselo ilegalmente de Ecuador.

Según otros investigadores, quien verdaderamente descubrió los inmensos tesoros arqueológicos de la Cueva de los Tayos no fue el húngaro Moricz, sino más bien el sacerdote salesiano Carlos Crespi (1891-1982), nativo de Milán.

Crespi habría indicado a Moricz cómo entrar en la caverna y cómo encontrar el camino correcto en el laberinto sin fondo que se encuentra en sus profundidades.

Carlos Crespi, quien llegó a la selva amazónica ecuatoriana en el lejano 1927, supo ganarse pronto la confianza de los autóctonos Jíbaro e hizo que le entregaran, en el curso de los decenios, cientos de fabulosos pedazos arqueológicos que se remontan a una época desconocida, muchos de ellos de oro o laminados en oro, por lo general magistralmente tallados con arcaicos jeroglíficos que nadie ha sabido descifrar hasta hoy.

A partir de 1960, Crespi obtuvo del Vaticano la autorización de abrir un museo en la ciudad de Cuenca, donde estaba ubicada su misión salesiana. En 1962 hubo un incendio y parte de los hallazgos se perdieron para siempre.

Crespi estaba convencido de que las láminas y las placas de oro que él encontró y estudió señalaban sin lugar a dudas que el mundo antiguo medioriental anterior al diluvio universal estaba en contacto con las civilizaciones que se habían desarrollado en el Nuevo Mundo a partir de hace sesenta milenios.
Según el Padre Crespi, los arcaicos signos jeroglíficos incisos o grabados quizá con moldes, no eran otra cosa que la lengua madre de la humanidad, idioma que se hablaba antes del diluvio.

Las conclusiones de Crespi eran extrañamente similares a las de otros investigadores del mismo período, como el esotérico peruano Daniel Ruzo (estudioso de Marcahuasi), el médium estadounidense G. H. Williamson, el arqueólogo italiano Constantino Cattoi o el investigador italo-brasilero Gabriel D’Annunzio Baraldi (quien documentó a fondo la Pedra do Ingá).

A fines de los años 70 del siglo pasado, Gabriel D’Annunzio Baraldi visitó frecuentemente Cuenca, donde conoció tanto a Carlo Crespi como a Juan Moricz.

En aquella ocasión, Carlo Crespi le reveló al italo-brasilero que la Cueva de los Tayos no tenía fondo y que las miles de ramificaciones subterráneas no eran naturales, sino construidas por el hombre en el pasado. Según Crespi, la mayoría de los hallazgos que los indígenas le daban provenían de una gran pirámide subterránea, situada en una localidad secreta. El religioso italiano confesó luego a Baraldi que, por miedo a futuros saqueos, ordenó a los indígenas cubrir totalmente de tierra dicha pirámide, de manera que nadie pudiera encontrarla nunca más.

Link del Video que muestra las reliquias arqueologicas que guardaba el Padre Crespi y otros videos relacionados con descubrimientos de nuestra civilización americana

http://www.youtube.com/watch?v=H0sxtOsXMqA&feature=player_embedded


Según Baraldi, los arcaicos jeroglíficos incisos en las láminas de oro de la Cueva de los Tayos recordaban el antiguo alfabeto de los Hititas, que según él habían viajado y colonizado parcialmente a Suramérica dieciocho siglos antes de Cristo. Baraldi notó que en muchas placas y láminas de oro había varios signos recurrentes: el sol, la pirámide, la serpiente, el elefante. Particularmente, Baraldi interpretó la placa donde estaba incisa una pirámide con un sol en su cima como una gigantesca erupción volcánica que ocurrió en épocas remotas.

Cuando Carlo Crespi falleció, en enero de 1980, su fantasmagórica colección de arte antediluviana fue sellada para siempre, y nadie pudo admirarla nunca más. Hay muchos rumores sobre la suerte de los valiosísimos hallazgos recogidos pacientemente durante largos decenios por el religioso milanés.

Hay quienes dicen que simplemente fueron enviados en secreto a Roma y que yacen todavía en algún rincón del Vaticano.

Otras fuentes pretenden probar que el Banco Central del Ecuador compró, el 9 de julio de 1980, por la suma de 10.667.210 $, aproximadamente 5000 piezas arqueológicas de oro y plata. El responsable del museo del Banco Central del Ecuador, Ernesto Dávila Trujillo, desmintió categóricamente que la entidad del Estado haya comprado la colección privada del Padre Crespi.

Prescindiendo de la localización física actual de los hallazgos arqueológicos del Padre Crespi, quedan las fotografías y los numerosos testimonios de muchos estudiosos que prueban su veracidad.

Casi parece que alguien quiso ocultar las fantásticas piezas arqueológicas coleccionadas y estudiadas por el religioso milanés. ¿Por qué?

Con seguridad, la prueba de que pueblos antediluvianos y otros sucesivos al diluvio, pero netamente mediorientales, hayan visitado la cuenca del Río Amazonas en tiempos tan remotos y que hayan dejado una tal cantidad de maravillosos hallazgos es una verdad que podría ser incómoda. Muchos historiadores convencionales han descrito al Padre Crespi como un impostor o simplemente un visionario que mostró como auténticas láminas de oro que eran sencillamente falsificaciones o copias de otras creaciones artísticas mediorientales.

Mi opinión sobre los enormes tesoros de la Cueva de los Tayos es que son auténticos y que provienen del Medio Oriente.

Sin embargo, hay que distinguir entre algunos hallazgos en los que fueron tallados aparentes jeroglíficos y otros que son representaciones de arte sumerio, asirio, egipcio e hitita.

Estoy convencido de que antes del diluvio, los pueblos que vivían en la tierra firme correspondiente a la actual plataforma continental del continente africano (posteriormente sumergida) tenían frecuentes intercambios con los pueblos que, ya desde hacía sesenta milenios antes de Cristo, vivían en el actual Brasil. La Pedra do Ingá, estudiada a fondo por Baraldi y descrita por mí en enero del 2010, testimonia que pueblos antiquísimos describieron un evento para ellos muy importante (¿quizá el diluvio universal?) utilizando un arcaico método de escritura (¿una forma de escritura nostrática?) después de haber llegado al actual Brasil a causa de un acontecimiento fortuito.

Además, es útil recordar también el arcaico alfabeto inciso en la estatuilla (proveniente del interior del Brasil), de basalto negro que le dio el escritor Rider Haggard al explorador Percy Fawcett. Dicho alfabeto es muy similar a los signos incisos en las láminas de oro de la Cueva de los Tayos.

En este sentido se pueden reconocer y describir algunas inscripciones arcaicas de los hallazgos de la Cueva de los Tayos como pertenecientes al idioma nostrático.

En cuanto a los otros hallazgos, de clara procedencia medio-oriental post-diluviana, me parece correcto considerarlos como restos de varias expediciones ocasionales que fueron llevadas a cabo a partir del tercer milenio antes de Cristo por los sumerios y sucesivamente por los egipcios, fenicios y cartagineses.

Estas conclusiones mías no están solamente apoyadas en el hecho de que se hayan encontrado restos de hoja de coca en las momias egipcias, sino sobre todo en los recientes descubrimientos en el altiplano andino, como la Fuente Magna y el monolito de Pokotia.

Queda el misterio de por qué todo aquel inmenso tesoro fue reunido en la Cueva de los Tayos y en los laberintos que se encuentran en sus profundidades.

En mi opinión, es posible que restringidos grupos de antediluvianos, sobrevivientes de la gigantesca catástrofe, una vez que desembarcaron en Suramérica, hayan querido salvar sus preciosísimas reliquias escondiéndolas luego en una gruta que consideraron segura.

En lo que concierne, por otro lado, a los pueblos medio-orientales post-diluvianos, refiriéndome particularmente a los sumerios, egipcios, fenicios y cartagineses, es posible que todo grupo viajara con especiales insignias de su estirpe y origen, que en el curso de los años se perdieron en los Andes (como es el caso de la Fuente Magna). A continuación, los antepasados de los indígenas Suhar aglomeraron esas reliquias en la Cueva de los Tayos, considerándolas objetos sagrados que debían ser reunidos obligatoriamente en un lugar considerado mágico por su tradición.
































miércoles, 17 de noviembre de 2010

Noticia Sobre la Estación Espacial Internacional

martes 16 de noviembre de 2010


Salida en la Estación Espacial Internacional

Dos cosmonautas de la estación espacial internacional salieron el 15 de noviembre al exterior del complejo para llevar a cabo diversas tareas de mantenimiento en el área rusa de la ISS. Fyodor Yurchikin y Oleg Skripochka fueron los protagonistas de la actividad extravehicular (EVA), que se desarrolló durante 6 horas y 27 minutos, media hora más de lo programado inicialmente. Vestidos con sus trajes Orlan-MK, los dos cosmonautas abrieron la escotilla del módulo Pirs a las 14:54 UTC. De inmediato, iniciaron su larga lista de tareas, que incluyó la instalación de una plataforma de trabajo en un lateral del módulo Zvezda, en la zona de mayor diámetro de éste, y la limpieza y retirada de un experimento de robótica llamado Kontur (Development of a System of Supervisory Control Over the Internet of the Robotic Manipulator in the Russian Segment of ISS), el cual fue desmontado del citado Zvezda y llevado al interior del Pirs. También se instaló un nuevo experimento sobre materiales junto al módulo Rassvet, se recogieron muestras de debajo de la capa aislante que recubre al Zvezda y al Pirs y se desmontó una cámara en el Rassvet. El objetivo era trasladar dicha cámara al otro extremo del módulo, pero su instalación resultó imposible debido a la presencia de excesivo material aislante en el punto de destino. Ante el problema, los cosmonautas recibieron la orden de llevar la cámara al interior de la estación. Tras completar otras pequeñas tareas, el paseo espacial finalizó con el cierre de la escotilla del módulo Pirs, a las 21:22 UTC. Durante la EVA, los cuatro compañeros de Yurchikin y Skripochka siguieron con atención su trabajo, listos para una salida de emergencia en caso necesario. Wheelock y Walker se mantuvieron en el segmento americano, con la Soyuz TMA-19 a su alcance, y Kelly y Kaleri se situaron a la espera en la Soyuz TMA-01M. (Foto: NASA TV)

lunes, 15 de noviembre de 2010

Dos Naves Espaciales Moribundas se Recuperan

Octubre 27, 2010: Un par de naves espaciales de la NASA que, se supone, deberían haber "muerto" hace un año se dirigen ahora hacia la Luna, en una innovadora misión que se llevará a cabo en la órbita lunar.

"Sus nombres reales son THEMIS P1 y P2, pero yo las llamo las 'naves espaciales moribundas en recuperación'", dice Vassilis Angelopoulos, de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA, por su sigla en idioma inglés), quien es el investigador principal de la misión THEMIS. "No hace mucho, las habíamos dado por perdidas. Ahora están comenzando una aventura completamente nueva".


Concepto artístico de las naves THEMIS–P1 y P2 (desde entonces renombradas ARTEMIS–P1 y P2) en órbita lunar. [Imagen ampliada]

La historia comenzó en el año 2007 cuando la NASA lanzó una flotilla de cinco naves espaciales hacia la magnetósfera de la Tierra, con la misión de estudiar la física de las tormentas geomagnéticas. Se las llamó colectivamente THEMIS, una sigla que quiere decir: "Time History of Events and Macroscale Interactions during Substorms" ("Cronología de Eventos e Interacciones a Macroescala durante Subtormentas", en idioma español). P1 y P2 eran los miembros más exteriores del quinteto.

Trabajando en conjunto, las sondas rápidamente descubrieron una abundante cantidad de fenómenos hasta entonces desconocidos, como la colisión de auroras, los temblores magnéticos espaciales y las balas de plasma, que son disparadas hacia arriba y hacia abajo de la cola magnética de la Tierra.

La misión estaba progresando de manera espléndida, excepto por un detalle. Ocasionalmente, P1 y P2 pasaban a través de la sombra de la Tierra. Las naves espaciales, que funcionan a base de energía solar, están diseñadas para sobrevivir sin luz solar por períodos de hasta 3 horas seguidas; de modo que un poco de sombra no representaba ningún problema. Pero mientras la misión fue avanzando, las órbitas evolucionaron y, para el año 2009, el par de naves estaba ya pasando hasta 8 horas por día en la oscuridad.
En su vida pasada, THEMIS–P1 y P2 llevaron a cabo una misión para estudiar las auroras boreales.
 "Las dos naves espaciales estaban quedándose sin energía y muriendo de frío", dice Angelopoulos. "Teníamos que hacer algo para salvarlas".

El equipo ideó una solución. Debido a que la misión había sido tan exitosa, las naves tenían aún una amplia reserva de combustible —lo suficiente como para llegar a la Luna. "Podríamos hacer muy buena ciencia desde la órbita lunar", dice. La NASA aprobó el viaje y hacia el final del año 2009, P1 y P2 estaban saliendo de la sombra de la Tierra.

Con un nuevo destino, la misión necesitaba un nuevo nombre. El equipo seleccionó ARTEMIS (ARTEMISA, en idioma español), la diosa griega de la Luna. Pero el nombre también es la sigla de: "Acceleration, Reconnection, Turbulence and Electrodynamics of the Moon's Interaction with the Sun" ("Aceleración, Reconexión, Turbulencia y Electrodinámica de la Interacción de la Luna con el Sol", en idioma español).

Los primeros eventos importantes de la misión ARTEMIS están ocurriendo ahora mismo. El 25 de agosto de 2010, ARTEMIS–P1 alcanzó el punto de Lagrange L2 del otro lado de la Luna. Siguiéndola de cerca, el 22 de octubre, ARTEMIS–P2 llegó al punto de Lagrange L1, que se encuentra en el lado opuesto. Los puntos de Lagrange son lugares donde la gravedad de la Tierra y la de la Luna están en perfecto equilibrio, creando de ese modo un especie de lugar de aparcamiento para las naves espaciales.

Las naves espaciales ARTEMIS están actualmente localizadas en los puntos de Lagrange L1 y L2 del sistema Tierra–Luna.
"Estamos explorando los puntos de Lagrange del sistema Tierra–Luna por primera vez", dice Manfred Bester, quien es el Director de Operaciones de Misión, en la Universidad de California en Berkeley, desde donde la misión es controlada. "Ninguna otra nave ha orbitado allí".

Debido a que se encuentran justo afuera de la magnetósfera de la Tierra, los puntos de Lagrange son lugares excelentes para estudiar el viento solar. Los sensores ubicados a bordo de las sondas ARTEMIS tendrán acceso in situ a las corrientes del viento solar y a las nubes de tormenta que se aproximen a nuestro planeta —una posible bendición para quienes pronostican el tiempo espacial. Además, trabajando desde puntos de Lagrange opuestos, las dos naves espaciales podrán medir la turbulencia en el viento solar a escalas nunca antes logradas por misiones que se llevaron a cabo previamente.

"ARTEMIS nos dará un nuevo entendimiento fundamental del viento solar", predice David Sibeck, quien es científico del proyecto ARTEMIS, en el Centro Goddard para Vuelos Espaciales. "Y eso es sólo para empezar".

También ARTEMIS explorará la estela de plasma de la Luna, que es la cavidad turbulenta producida en el viento solar por la Luna misma, similar a la estela que deja atrás una lancha. Sibeck dice: "Esto es un laboratorio natural gigantesco, repleto de todo un zoológico de olas de plasma que aguardan ser descubiertas y estudiadas".


Este video de YouTube describe las complejas órbitas de las dos naves espaciales Artemis.http://www.youtube.com/watch?v=rcKRk3WdhT0
 Otro blanco para la misión ARTEMIS es la cola magnética de la Tierra. Como una manga de viento de un aeropuerto en un día ventoso, el campo magnético de la Tierra está estirado por la acción del viento solar, y forma de esta manera una cola que se extiende hasta la órbita de la Luna y más allá. Una vez al mes, aproximadamente cuando se produzca la Luna llena, las sondas ARTEMIS seguirán a la Luna a través de la cola magnética con el fin de realizar observaciones in situ.

"En particular, esperamos captar eventos de reconexión magnética", dice Sibeck. "Estas son explosiones en el campo magnético de la Tierra que se asemejan a las erupciones solares, aunque a una escala mucho más pequeña". ARTEMIS incluso quizás logre ver 'plasmoides' gigantes acelerados por las explosiones que golpean a la Luna durante las tormentas magnéticas.

Estas extravagantes exploraciones podrían tener aplicaciones mucho más terrenales. Las ondas de plasma y los eventos de reconexión interfieren con asuntos en la Tierra; por ejemplo, tienen influencia sobre las cámaras de reactores de fusión experimentales. Descubrimientos importantes proporcionados por ARTEMIS podrían ayudar en el avance de las investigaciones en el área de la energía renovable.

Después de pasar seis meses en los puntos de Lagrange, las naves ARTEMIS se moverán más cerca de la Luna —al principio, estarán a sólo 100 km de la superficie, pero luego incluso más cerca que eso. Desde esa corta distancia, las naves espaciales podrán observar el impacto que tiene el viento solar sobre un mundo rocoso que no posee un campo magnético para protegerlo.

"La Tierra está protegida del viento solar por el campo magnético planetario", explica Angelopoulos. "La Luna, por otro lado, está completamente expuesta. No tiene magnetismo global".

Estudiar cómo el viento solar electrifica, altera y erosiona la superficie de la Luna podría revelar información valiosa para futuros exploradores y podría dar a los científicos planetarios un indicio de qué está ocurriendo en otros mundos no magnetizados del sistema solar.

Sin embargo, orbitar la Luna es algo notablemente complicado debido a las irregularidades del campo gravitacional lunar. Enormes concentraciones de masa (llamadas "mascons", en idioma inglés), que se esconden justo debajo de la superficie, ejercen tirones sobre las naves de formas inesperadas, causando que gradualmente se salgan de su órbita. ARTEMIS mitigará este problema usando órbitas muy alargadas, las cuales se extenderán desde unas pocas decenas de kilómetros hasta alcanzar los 18.000 km.

"Sólo estaremos cerca de la superficie lunar por breves períodos en cada órbita (acumulando así un conjunto de datos importante a lo largo de los años)", explica Angelopoulos. "La mayor parte del tiempo estaremos a 18.000 km., donde podremos continuar estudiando el viento solar a una distancia segura".

Estas naves espaciales moribundas en recuperación podrían tener una larga vida, después de todo.

Créditos y Contactos

Autor: Tony Phillips

Funcionaria Responsable de NASA: Ruth Netting

Editor de Producción: Dr. Tony Phillips Traducción al Español: Juan C. Toledo

Editora en Español: Angela Atadía de Borghetti

Formato: Juan C. Toledo